¡Las mujeres estamos todas locas!

Ya sea en forma de bromas, como esta frase aparentemente inocente, burlas e incluso mecanismos de control y manipulación emocional, las mujeres somos descritas con una etiqueta más que parece pasar desapercibida entre la gran montaña de roles de género que cargamos día a día. Como si se tratara de una marca innata, una señal grabada a fuego en nuestro código genético, como si nuestra estabilidad mental estuviera en nuestras células y, por razones que presuntamente nada tienen que ver con la presión social, resulta que todas las mujeres estamos locas.

Como acabamos de mencionar, dentro del rol social establecido como mujer, aparte de nacer con la etiqueta de delicadas, sensibles, responsables, madres, amas de casa, virginales (pero no demasiado, no vaya a ser que se nos tache de frígidas), atractivas, atentas, etc. También tenemos un lastre más que soportar: las mujeres somos unas inestables, unas locas, no somos racionales y no pensamos con lógica.

Parece que no solamente es una molesta coletilla, según las estadísticas, en el Estado español existen unas diferencias significativas entre hombres y mujeres por lo que respecta a la morbilidad psiquiátrica [1]. Dichas diferencias se basan en la mayor presencia de cuadros depresivos, ansiosos y fobias entre las mujeres, además de la alta tasa de tratamiento farmacológico que caracteriza a estas enfermedades mentales.

Si bien es cierto que los hombres sufren más trastornos de la personalidad y derivados del abuso de alcohol y otro tipo de drogas, los datos hablan por sí solos:

En España, entre 2004 y 2013, los trastornos depresivos y de ansiedad fueron aproximadamente un 50% más frecuentes en mujeres que en hombres [2]. Mientras tanto, en poblaciones de América Latina, los trastornos relacionados con la ansiedad y la psicosis son dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres [3]

Por lo que, si podemos afirmar algo de manera inicial es que, efectivamente, estamos consideradas como unas personas menos estables que los hombres. Es importante aclarar que en un principio no queremos marcar esto como una lucha de géneros. No obstante, resulta necesario o por lo menos interesante, mostrar estos datos.

¿En qué momento de la historia se nos empezó a tratar como individuos inestables? ¿por qué nuestras emociones son tachadas de exageradas? ¿por qué terminamos desarrollando más patologías de tipo ansioso que los hombres? ¿qué implicación tiene el rol social con nuestra salud mental?

Este artículo crea más incógnitas de las que se proponía investigar, pero supongo que es una buena noticia. Es un buen punto de partida para debatir e investigar más a fondo esta cuestión.

Claudia P.